Muy bien chicas, les traigo el capi cuatro antes de irme a la escuela. Está gustándome mucho este libro. Es fácil de entender y traducir, pero no por ello la historia pierde fuerza.
Pero antes de sumergirnos de lleno en Lynnie debo desearles un ¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN! ¡Que se la pasen genial!
4
Traducido por Anne_Belikov
Ella estacionó la camioneta en un estacionamiento abierto cercano a la playa. Ella tenía un equipo extra, incluyendo una tabla extra y un traje, los cuales me dio para que me los pusiera. Era como escalar un vientre, pero tan pronto como dominé eso, sentí automáticamente como si supiera surfear.
Ella puso su mano a manera de escudo contra el sol y observó las olas.
—Se está cerrando rápidamente, pero las olas van lentas por sí mismas. Puedes aprender aquí.
Ella saltó a su tabla y comenzó a remar en las olas. Subí a la mía y chillé y me revolví bajo mi cuerpo. Era todo lo que podía hacer para permanecer arriba, y cada vez que remaba, una ola venía y me tumbaba. La tabla salía disparada y yo iba a perseguirla, luciendo como un perro frente a un enorme frisbee. Eso continuó durante un rato y podía escuchar a Jen riendo más allá de sus límites.
—Lagarto. —Me llamó—. Sólo colócate en forma de arco y las olas irán hacia ti.
Así que lo intenté y ella tenía razón. La tabla se elevó correctamente como un pequeño bote y la blanca espuma roció mi rostro, pero permanecí ahí. Un poco más de eso y estaba al lado de Jen, donde el agua estaba tranquila, favorable antes de que las olas se reconstruyeran. Tuvimos como un minuto para descansar y luego ella habló rápidamente.
Dijo: —Podrás oír la ola acercarse antes de que la sientas. Mira hacia atrás para asegurarte de que tiene un buen tamaño. Entonces rema tan fuerte como puedas. Tan pronto como subas a ella, colócate en forma de arco, luego levántate y deja que la ola haga el resto. Observa primero.
Dejé que la próxima ola me bañara, pero ella la tomó y observé como saltaba y la tomaba como una alfombra mágica todo el camino hasta la playa. Lucía tan sencillo y tan natural, pero cuando intenté imitarla me encontré a mí misma apenas capaz de pararme. Cuando lo hice, el frente de la tabla fue hacia abajo y luego estaba en un giro absurdo, y después con arena en mi boca. Escupí y Jen vino hacia mí, y sólo dijo: —Ponte de pie más atrás en la tabla.
Ocupamos la mayoría del día en eso, ella navegando como una profesional y yo soplando en movimiento en alguna dolorosa y humorística manera. Una vez llegué hasta la playa en mis rodillas. Eso me dio una idea de cuán genial era ir haciéndolo hasta que finalmente lo logré. Pero en los siguientes dos intentos perdí las olas y comenzaba a estar exhausta.
Jen vino a mi lado y se sentó a horcajadas sobre su tabla. Yo estaba tomando una respiración. Estaba helada y comenzando a sentir culpa y que la genialidad del surfista no me había golpeado todavía.
—Sólo estás asustada, Lagarto. —Me dijo ella.
—Oh, ¿eso es todo?
—Sí, el océano asusta a la gente. Es demasiado real.
—Y también ruidoso, y mezquino.
—No es nada de esas cosas. Sólo está a cargo aquí. Tan pronto como te des cuenta de ello, estarás bien.
—Genial. —Dije—. Otra manera de sentirme sin autoridad.
—¿Por qué quieres aprender esto? ¿Realmente quieres molestar a tu papá?
—No lo sé, sólo creo que quiero algo que sea mío. Eso no lo tengo con mi mamá, o él, o la escuela o el futuro. Sólo quiero un momento que me pertenezca, ¿entiendes?
—Lo tendrás. Muchos le llaman el click. Es un minuto en el que todo cobra sentido.
—Desearía poder encontrar el click en mi vida.
—Tú, yo y todos podemos. Ven, vamos a hacerlo una última vez. Sólo ir y navegar.
La última ola me elevó y me sentí poderosa, perturbada en mis propios pies. Por unos pocos segundos estaba caminando sobre el agua, muy alto, y veía la playa acercarse hacia mí y sentí que el resto del océano desaparecía a mis espaldas; estaba completamente suspendida en el espacio y en el tiempo. No duró mucho. Caí en el agua turbulenta y esta me envolvió. Cuando me levanté, Jen estaba sonriéndome.
Ella me llevó a casa y ambas estuvimos todo el camino en silencio por el cansancio. Me estaba sintiendo eufórica. Había surfeado. Iba a surfear. Era una surfista. Y no se sentía estúpido. Todavía en mi habitación pensé acerca de esas cosas. Pude ver mi nueva vida, mi propia nueva especial persona desenvolviéndose en el horizonte como el océano mismo.
No fue hasta que llegamos a mi camino de entrada y vi el auto de mi papá que la realidad se instaló en mí como un desagradable invitado.
—¿Qué está haciendo él? —Preguntó ella.
—No lo sé. No puede matarme. Aunque de todas formas valdría la pena.
Ella sonrió y e hizo algún tipo de despedida de surfista que no atiné a regresar. No necesitaba fingir nunca más.
Me giré y una burbuja de euforia me quemó.
El rostro de mi padre estaba en la puerta, y las aves estaban cavando en mi muñeca.
-Rocío-
Ya me pongo a leerlo chicas, gracias, besos, y FELIZ DIA DE SAN VALENTIN !♥
ResponderEliminarGracias por el capi Rocío!Creo que debería postear mi capitulo mañana, realmente me esta gustando la historia del libro :)
ResponderEliminar-Andre.