7 feb 2011

The Noah Confessions - Capítulo 1

Dieciséis
1
Traducido por AndreaN
Corregido por Anne_Belikov

Era mi decimosexto cumpleaños y mi padre no me compraría un carro.
Esto era de lo que se hablaba en Hillsboro, la elegante preparatoria de chicas a la que asistía en Los Ángeles, la cual todas pretendíamos odiar pero secretamente adorábamos.
Pensé que él había estado bromeando todo este tiempo. Él solía hacer eso cuando era pequeña, diciéndome que The Powers that Be1 había sido cancelado o movido a Disneylandia. Nunca le creí. Sólo me hacía reír. Así que pensé que era parte de la rutina cuando él siguió diciendo, —Estoy hablando en serio, Lynnie, nada de carros.
—Claro, papá.
—Es en serio.
—Lo entiendo.
Obviamente, no entendía.
Cuando me desperté ese día y encontré la caja de joyería ubicada en la vacía caja de cereal, no encontré una brillante llave de Volkswagen. Encontré un aburrido brazalete de la suerte con aves en él.
Leíste bien eso. Un brazalete de la suerte. Con aves en él.
Mi padre, que no era un hombre estúpido, sonrió y esperó. Yo sólo lo observé con mi mandíbula abierta.
—Es un brazalete de la suerte —dijo él.
—Sí, con aves en él.
—Es vintage —dijo él.
—Claro.
—¿Te gustó?
—Papá, vamos, ¿dónde está el verdadero regalo?
Su rostro se desinfló y me sentí horrible y horrorizada al mismo tiempo.
—Te lo dije. No hay carro.
—¿Estabas hablando en serio?
—Te lo dije.
—Pero, ¿por qué?
—Porque no necesitas un carro. Apenas sabes cómo conducir.
—Ése no es el punto.
Él se sentó a mi lado y sostuvo el brazalete de aves.
—Cariño, esto le perteneció a tu madre.
Eso no tuvo el efecto que él estaba esperando. Ya tenía un montón de la joyería de mi madre, todas más bonitas que ésta.
Pero él tenía esa mirada en su rostro que tenía cada vez que el tema de mi madre salía. No podía torturarlo, sin importar que tan molesta estuviera. Sólo lo besé y tomé el brazalete y subí las escaleras para vestirme. Me lo puse porque no quería herir sus sentimientos, pero era feo de muchas maneras. Primero, no parecía ser de verdadera plata. Más como níquel. Y las aves se veían deformes, algunas tenían las alas y picos astillados. No se acercaba a algo que yo usaría jamás. Ni siquiera era algo que mi madre usaría.
Toda esta experiencia penosa se sentía como un castigo. No había hecho nada malo, excepto cumplir dieciséis. Y él no podía estar molesto conmigo por eso.
El viaje hacia la escuela fue silencioso ese día. Mientras cruzábamos a través de la Carretera Costa del Pacifico, observé el océano y los surfistas balanceándose en las olas. Me pregunté qué estaban pensando ellos.
Luego recordé que la mayoría de los surfistas no piensan. Así que me pregunté qué estaban sintiendo, lanzándose a ellos mismos al agua del Ártico antes del desayuno.
Siempre quise intentarlo. Normalmente le diría algo como eso en voz alta a mi padre, pero hoy estaba callado.
Mientras nos uníamos a la autopista 10, mi padre dijo, —Cristo, se siente como si pudieras colgar carne aquí.
—Oh, ¿dijiste algo? No pude oírte sobre el sonido de mi corazón rompiéndose en pedazos.
—Cariño, la cosa acerca del carro, es complicado.
No tenía respuesta a eso.
—Y pensé que te gustaría el brazalete.
Lo giré en mi mueca y sentí las aves enterrándose en mi piel.
Siempre entendí que tal vez no obtendría un carro nuevo, porque él pensaba que eso era ostentoso y malcriado y yo no estaba en desacuerdo. Estaba saboreando la idea de ser la pragmática, ambientalmente sensible, chica políticamente correcta. Tenía discursos preparados acerca de mi Beetle VW2 usado. —Sabes, incluso los SUVs híbridos queman más combustible que mi carro, y se rompen más a menudo, lo cual es malo para el ambiente. —No tenía idea si eso era verdad.
Esto no era acerca de ser ostentosa. Todas las chicas en mi círculo pretendían que no eran ricas. Ser rico no era genial. Intentábamos actuar de clase media y ser socialmente responsables. Nos preocupábamos acerca de la gente en Somalia y las mujeres en burkas y las selvas tropicales que estaban desapareciendo, y odiábamos los tanques de guerra y pensábamos que todo el mundo debería comer un tercio menos de carne. La única área donde estábamos dispuestas a exhibir algo de consumismo desenfrenado era en el área de los carros. Obtienes uno en tu decimosexto cumpleaños. Tú sólo lo tienes.
Excepto yo. Yo sólo no lo tengo.
Mientras nos acercábamos a la escuela dije —¿Alguna idea de lo que debería decirle a la gente? Me refiero a que, nunca lo explicaste por completo.
—Diles que no somos de aquí.
—Pero yo soy de aquí.
—Diles que yo no. Hago las cosas diferentes. Culpa a tu horrible, malvado, miserable padre y su pasado cascarrabias.
No sabía cómo decirle que esa propuesta no funcionaría. Todos éramos de L.A., sin importar donde nuestros padres crecieron, y si había algo parecido a una conexión con algún otro lugar, a menos que fuera Europa, la negábamos.
El hecho de que mis padres crecieran en algún lugar de los pantanos del Sur, donde nadie habla correctamente, y muchos menos saben cómo votar, bueno, eso sólo no iba a salir a relucir en nuestros almuerzos de algas y arroz moreno en el bien manicurado césped de Hillsboro.
Además, el hecho de que no era de aquí era una excusa totalmente patética. Él era un abogado, lo cual era vergonzoso, pero fue un abogado de la ACLU3 antes de que optara por tener un bufete privado, lo cual significaba que pasaba una respetable cantidad de tiempo preocupándose acerca de los pobres, los privados de sus derechos, problemas de diversidad, y así sucesivamente. Todos los años lo llamaban para que presentara los premios de la ciencia del derecho cívico. Siempre me sonrojaba cuando se paraba para hacer su discurso. Pero cuando empezaba a hablar me relajaba, porque su voz tenía una cualidad de plata y se veía como una estrella de rock de edad media. Serías capaz de mirarlo en un centro comercial o un supermercado y decir, —Ese tipo una vez fue genial.
Así que el asunto del carro no tenía sentido. Excepto que lo tenía. En una manera que no podíamos discutir. Nos estacionamos enfrente de la escuela, detrás de los carros de de los chicos de octavo y noveno grado que eran conducidos por sus padres. Los estudiantes de último año estaban estacionando sus carros a través de la calle, en el estacionamiento que requiere de una calcomanía especial.
—Realmente no veo porque esto es la gran cosa —dijo él mientras salía, arrastrando mi bolso.
Sostuve mi lengua con fuerza. Nunca se lo había dicho en todo este tiempo, en ocho años, sin importar cuán tentada había estado, no lo había dicho y no quería empezar ahora.
—Chao, papá. —Golpeé la puerta.
Mamá habría entendido. Eso es lo que no dije.
***
1. The Powers That Be: Serie de television (1992-1993) [NdT]
2. Beetle VW: Ver aquí [NdT]
3. ACLU: Siglas de American Civil Liberties Union (Unión Americana de Libertades Civiles) [NdT]

1 comentario:

  1. me encanat este proeyecto, el capitulo 1 me encanto espero suban el capitulo 3 pronto

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¡Hey! Hoy te ves genial, en serio. Nos encanta tu opinión pero... por favor, recuerda ser respetuoso sobre ella.

Oh, y por aquí odiamos los spoilers.

Después de eso, ¡Esperamos que te guste RB!

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